Podría escribir tantas cosas, y sin embargo, estoy acá... vacilando.
Entonces dejo las palabras más lindas del mundo.
Casi que nunca amanece. Como equívoco cierto
nada se desprende de hoy.
Cambiemos noche por diluvio y dejemos el exceso
de lo humano sobre el manifiesto de su luz.
(Le sugiero a tu imbecilidad el instante de un relámpago
el intersticio de su voz).
A veces, un mínimo detalle
suele sanar toda intemperie del mundo.
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